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¿Porque algunos perros y gatos no se llevan bien?

Quizá habrás presenciado situaciones entre perros y gatos como las siguientes: Pero, ¿por qué si todo parecía ser una convivencia amigable termina con el perro atacando al gato o viceversa? Todo se debe a las discrepancias en las personalidades de estas dos mascotas: mientras que al perro le agrada estar en compañía y ser juguetón, al gato prefiere la soledad y la independencia. Además de esto, surgen malentendidos en la interpretación del lenguaje corporal entre ambos, lo que da lugar a acciones como las siguientes:

Estas acciones se originan en expresiones corporales con significados diferentes para perros y gatos, entre las cuales destacamos:

Mover la cola: divergencias entre perros y gatos Mientras que para el perro, mover la cola indica alegría y disposición para jugar, para el gato es señal de enfado, irritación o molestia. Esta situación se complica aún más cuando el movimiento es rápido, ya que para el gato representa una posible agresión y un alto nivel de enojo, mientras que para el perro indica gran felicidad.

Arquear el lomo: diferencias entre perros y gatos Otro ejemplo de divergencia en la expresión corporal está en el arqueo del lomo. Mientras que para el perro, arquear el lomo implica una postura de ataque o defensa, para el gato es una señal de deseo de recibir caricias. Esto genera confusión entre ellos y, por ende, en la mayoría de los casos desemboca en ataques.

Estar mojado: contrastes entre perros y gatos Otro indicio de la disparidad en el significado de la expresión corporal se evidencia en el estado de estar mojado. Cuando un perro está mojado, la mayoría de las veces está tranquilo e incluso puede significar juego, mientras que para el gato estar mojado es un signo de confrontación. En cualquier caso, es importante tener en cuenta que, en la mayoría de las ocasiones, perros y gatos pueden convivir en armonía. Además, es crucial comprender que no se trata de que los perros o gatos sean mascotas malévolas, sino que cada uno interpreta de manera diferente la expresión corporal del otro, lo que puede ocasionar ataques aparentemente injustificados entre nuestras mascotas.

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